De acuerdo con datos recientes, en el informe se hace hincapié en las diferencias que existen en cuanto a la resiliencia y la estabilidad entre los sectores financieros. Después de analizar a 50 países,
que representan el 93 % del total de los activos bancarios en los MEED, se concluyó que el sector financiero del 30 % de esos países enfrentará altos riesgos en los próximos 12 meses. La mayoría no cuenta con un marco normativo adecuado ni con capacidad institucional para hacer rente a problemas de estabilidad financiera.
En el informe también se llama la atención sobre las excesivas tenencias de deuda soberana en los bancos locales, el talón de Aquiles para algunas economías, en especial, para aquellas con políticas macroeconómicas más frágiles y que enfrentan desafíos relacionados con la sostenibilidad de la deuda pública. Entre 2012 y 2023, la exposición de los bancos a la deuda gubernamental aumentó más de un 35 %.
En el informe se recomienda a los países que fortalezcan las reservas bancarias con suficiente anticipación, que pongan en funcionamiento redes de protección financiera, que lleven adelante pruebas de tensión y que implementen diversos instrumentos esenciales.
Esto incluye mecanismos firmes de gestión de crisis entre organismos, asistencia de liquidez de emergencia totalmente operativa, marcos de resolución bancaria consolidados y sistemas de seguro de depósito que cuenten con fondos suficientes para reducir las probabilidades de tensión financiera y de efectos secundarios en la economía en general.
Además, las economías en desarrollo deben considerar la posibilidad de incorporar requisitos de divulgación con respecto a las exposiciones que los bancos realicen frente al Gobierno para promover que esas entidades sean más prudentes a la hora de asumir riesgos y para incentivar la disciplina del mercado.
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