Entre 1913 y 1914, el etnólogo alemán Konrad Theodor Preuss escudriñó en las entrañas del macizo colombiano y se llevó para Europa más de 35 piezas de la cultura agustiniana y nariñense.
Las piezas arqueológicas sobrevivieron a dos guerras mundiales y hoy reposan olvidadas en los sótanos del Museo de Etnología de Berlín (Alemania), hasta donde las llevó Preuss.
Son esculturas talladas en roca que hacen parte del acervo arqueológico de la cultura agustiniana, y dan fe de las costumbres y creencias de las comunidades precolombinas que habitaron en el sur de Colombia.
Para su cometido, Preuss (quien estuvo en Colombia entre 1913 y 1919) engañó a campesinos y lideró una veintena de excavaciones con fines arqueológicos en el municipio de San Agustín, departamento del Huila, y Nariño.
Las esculturas fueron sacadas a lomo de mula por trochas y en viejos barcos a través del río Magdalena. En dos viajes escabrosos fueron llevadas hasta Bocas de Ceniza, en el departamento del Atlántico, y de allí, embarcadas con rumbo a Europa.
El periodista Andrés Ospina, que visitó el museo e hizo el registro fotográfico más reciente de las esculturas, ha dicho en entrevistas que para 1913 en Colombia ya había leyes que protegían el patrimonio; no obstante, Preuss eludió a las tímidas autoridades locales y sacó las piezas de manera ilegal haciéndolas pasar por minerales.
El periodista Andrés Ospina, que visitó el museo e hizo el registro fotográfico más reciente de las esculturas, ha dicho en entrevistas que para 1913 en Colombia ya había leyes que protegían el patrimonio; no obstante, Preuss eludió a las tímidas autoridades locales y sacó las piezas de manera ilegal haciéndolas pasar por minerales.
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