Ya no necesitarás una contraseña para tu cuenta Microsoft. Así funciona ahora.

 

La compañía abandona el uso de contraseñas en su cuentas Microsoft para particulares

Tener que escribir la misma contraseña una y otra vez para entrar en ese servicio que usas todos los días desde el mismo ordenador y desde hace años tiene mucho de absurdo y de distópico.

 Microsoft sueña con un futuro sin contraseñas, y para llegar a ese futuro ya ha dado el primer paso.

Desde ya mismo puedes acceder a tu cuenta Microsoft sin necesidad de introducir una contraseña. 

En el PC ya era posible si contabas con una webcam compatible con el reconocimiento facial de Windows Hallo, pero ahora la compañía lo ha extendido a móviles y lo ha hecho mediante una aplicación que ya tengas en el móvil: Microsoft Authenticator App.

Si no la tienes ya, solo tienes que instalarla (iOS o Android) y después tratar de acceder a tu cuenta Microsoft desde un navegador. La página te pedirá que te identifiques usando Authenticator (yo lo hago con mi huella dactilar). 

Después, entra en la pestaña Seguridad de tu cuenta en el navegador, ve a Seguridad Avanzada, haz scroll hasta llegar a Seguridad adicional, y ahí selecciona la opción de Cuenta sin contraseña (Passwordless account). 

A partir de ahora será la app Authenticator la que se encargue de verificar que eres tú en ese móvil y ya no necesitarás escribir la contraseña nunca más.

 Si te sientes más seguro escribiendo la habitual retahila de cifras y letras puedes revertir este cambio en cualquier momento.

En realidad este paso es el último en una larga hilera de hitos en los que Microsoft ha trabajado para acabar con las contraseñas.

 Las cuentas Microsoft profesionales y de estudios ya podían usar la función “passwordless” desde el pasado mes de marzo, pero nunca hasta ahora se había extendido la opción a todos los usuarios normales y corrientes.

 

Con un poco de suerte, en unos años podremos contar que escribíamos cadenas larguísimas de caracteres para entrar a nuestros servicios favoritos como algo absurdo del pasado.